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jueves, 27 de enero de 2011

1 año y un cuento (última parte)



De nuevo, hubo reacciones ante estos nuevos "seres" y aún tuvieron que sufrir el rechazo de muchos, pues no querían que sus hijos jugasen con ellos, no fuera "que se les pegase algo". Menos mal que, como siempre, la perseverancia, la firme convicción de que "la pureza está en la mezcla", la voluntad de seguir adelante y la vealentía de muchos, así como el paso del tiempo (que es lo único que lo cura todo), pudieron con todos lo prejuicios.

Fue así como nacieron los que hoy muchos llamamos los "días de huevos fritos", días de sol y nubes, vaya.

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¿Que por qué hay días de frío, días de calor, días oscuros y días brillantes? Pues hay una explicación para eso muy sencilla:

Resulta que, tanto los Oscuros como los Claros, ahora son ciudadanos de una misma tierra y han perdido parte de su poder. Por eso, deben pasar temporadas recargándose en casa. Normalmente, los Claros coinciden en todo su potencial en la misma fecha y lo mismo pasa con los Oscuros. De ahí el verano y de ahí también, el invierno, dependiendo de qué mayoría se encuentre en la calle.

No obstante, como se trata de un lugar muy heterogéneo, puede ocurrir que, en mitad de la época de los Claros, las nuevas generaciones, como es normal, salgan a la calle. Por eso, en pleno verano nos podemos encontrar con días fríos, lluviosos o grises. O en mitad del invierno, un día tengamos un calor inmenso o lleno de luz.

Sin embargo, ¿qué es lo que ocurre para que hayan surgido el otoño y la primavera? Pues que cuando los Claros están empezando a descargarse y los Oscuros aún no están al 100%, "los mestizos" son los que mayoritariamente ocupan las calles, no en vano son hijos de ambos, por lo que han heredado lo mejor de cada uno, pues ni se descargan con tanta facilidad ni necesitan tanto tiempo para cargarse.

Así que, éste es el motivo de que haya días tan diversos atmosféricamente hablando. Unos pueden gustarnos más que otros, pero no debemos sentirnos mal con ninguno de ellos, pues esta mezcla significa que, finalmente, han aprendido a vivir en paz y, gracias a esta convivencia, no tenemos sólo días calurosos, pues nuestro cuerpo no soportaría día sí y día también elevadas temperaturas; ni sólo días fríos, pues tampoco estamos hechos para aguantar helados eternamente.

Además, tenemos la ventaja de que gracias a esa maravillosa mezcla que han creado, existen días que nos dan una tregua entre unos y otros y nos hacen el cambio de una estación a otra mucho más llevadero.

FIN


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Evidentemente, este cuento posee una moraleja. Confío en que todos habéis sabido encontrarla.

Como conclusión, dire que siempre he creíado que la verdadera perfección está en aquella que se ha creado a partir de las mejores características de cosas muy distintas (aparentemente) entre sí y, al mismo tiempo, tremendamente iguales en el fondo. Al fin y al cabo, el cuerpo es el continente con el que pasamos por la vida. Lo que finalmente queda es lo que hay dentro. Así que, procuremos que nuestro contenido valga su peso en oro.

miércoles, 26 de enero de 2011

1 año y un cuento (3ª parte)



Pero es que los habitantes "del otro lado" les asustaban tanto, les tenían tanto miedo... Sólo sabían de ellos que eran diferentes, que sus costumbres, sus coimdas, sus horarios... eran todo lo contrario a lo que ellos conocían.

Como no tenían otra solución, se dedicaron a esperar... y a desesperar, pues pasaba el tiempo y nadie acudía en su ayuda. Comenzaban ya a pensar que habían perdido el tiempo cuando, de pronto, el vigía apostado en la torre de la ciudad, llegó corriendo al Gran Árbol Central, muerto de miedo, anunciando que una gran masa negra de truenos, rayos, lluvias, vientos y oscuridad se acercaba a las murallas. Al momento, las pocas personas que se habían atrevido a salir de sus casas, corrieron asustadas a contar a sus vecinos tan horribles noticas y a esconderse en sus hogares.

Pero, mientras los ciudadanos cerraban puertas y ventanas, los Grandes Sabios tenían otros pensamientos y un sólo deseo: que aquella medida desesperada funcionara.

Así pues, corrieron a recibir a los visitantes a las puertas de la muralla. Al momento, éstas se abrieron de par en par y un frío espantoso entró en la ciudad. La sensación fue tan... abrumadora. Para ambos pueblos, pues unos jamás habían sentido el calor, la luz, el brillo... y otros nunca antes habían experimentado frío, oscuridad ni lluvia. En ese instante, tanto los primeros como los segundos se preguntaron si estaban haciendo lo correcto.

Sin embargo, los dos grupos sintieron curiosidad por el otro y siguieron avanzando hasta que los cuatro Grandes Ancianos se tocaron. Y todos los que estaban a su alrededor observaron cómo la luz de unos disminuía hasta hacerse soportable y cómo la osucridad de otros cada vez brillaba más.

Aquello les pareció fantástico, inexplicable, histórico... y corrieron a tocar al que estaba enfrente para poder expeirmentarlo ellos también. Mezcla de miedo y sopresa era lo que cada uno notaba y eso mismo era lo que sus caras iban reflejando. Poco a poco, tanto unos como otros, fueron dándose cuenta de que se sentían mejor cuando se tocaban que cuando se separaban. Así que, como quiera que había muchos observando todo desde el refugio de sus casas, temerosos fueron saliendo a la calle, avisándo al vecino, hasta que absolutamente todos los habitantes se encotraron en las calles, buscando a alguien opuesto al que tocar.

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Tiempo después, cuando todos se convencieron de que aquello no era tan malo, procedieron a buscar cobijo para los recién llegados, pues al día siguiente los cuatro Grandes Ancianos tenían algo que anunciar.

Cuando amaneció, los Oscuros y los Claros se reunieron y escucharon algo para lo que la gran mayoría no estaba preparada: a partir de ese mismo día todos vivirían en la misma ciudad. Todos serían vecinos con los mismos derechos y los mismos deberes. Todos se verían día sí y día también y todos convivirían para siempre en la misma tierra.

Para aquellos que nunca estuvieron de acuerdo en mezclarse con los desconocidos, la noticia fue como un jarro de agua fría. Otros muchos, que creyeron que sólo duraría un tiempo determinado y, por tanto, ni siquiera se tomaron la molestia de ofenderse, la nueva no fue un golpe tan duro. Ni los primeros ni los segundos lo admitieron y pronto comenzaron las protestas. Tanto para los Claros como para los Oscuros, convivir con el cotnrario era una ofensa a todo aquello en lo que creían y a todo aquello que les habían enseñado, porque siempre había sido así. Unos pocos, sólo unos pocos, estaban contentos con el cambio, pues comprendían que sería bueno para todos. Otros poquitos, los menos, prefirieron no opinar y dar una oportunidad a la iniciativa.

Pasó el tiempo y unos y otros fueron comprobando que las cosas que antes suponían sufrimiento, como el hecho de brillar tanto que no podían mirarse a la cara , o ser tan osucros que casi no veían por dónde pisaban, se hacía menos difícil cuando estaban en compañía de los "extraños". A pesar de todo, seguía habiendo gente a la que le costaba relacionarse. Por contra, otros comenzaron a tener muy buenas relaciones, tanto que se empezaron a formar parejas. Con todo, al principio eran los menos, pero al final, el afecto, el cariño y, en fin, el amor, rompieron las barreras del "qué dirán", del "me señalarán por la calle", del "no está bien visto", etc. y empezó a nacer una nueva generación. Lo curioso de esto, es que los bebés que nacían, de forma indistinta eran claros, oscuros y hasta grises. "Los mestizos", empezaron a llamarlos.


Y mañana la cuarta y última parte.

martes, 25 de enero de 2011

1 año y un cuento (2ª parte)



Lo que encontraron al llegar era todo lo contrario a lo que dejaron en su tierra: lluvia, nieve, frío, nubes negras, nubes grises, viento... Parecía solitario, abandonado, amargado... Eran tan diferente a lo que ellos conocían... Sintieron tanto miedo al llegar... Aquel paraje tan desconocido les hizo sentir escalofríos.

No encontraron a nadie por las calles, parecía deshabitado. Pero no podían volver acasa con las manos vacías, por lo que decidieron llamar a la puerta de la primera casa que encontraron. Abrió una mujer de mediana edad, que se asustó mucho al ver dos luces tan brillantes. Se puso una mano delante de los ojos, para intentar paliar el daño que tanto brillo le estaba ocasionado. Y de golpe cerró la puerta.

Los emisarios se dieron cuenta de que el miedo que ellos sintieron al llegar, era igual al que ellos inspiraban, así que se apresuraron a preguntar  por los Grandes Ancianos de la ciudad. La mujer,  a través de la puerta, les dio las indicaciones oportunas, amparada en la tranquila y conocida oscuridad de su casa.

Según iban avanzando por la calle, los pocos habitantes que se encontraban corrían a ocultarse. Los emisarios no entendían nada: ¿cómo podía ser que aquellos seres les temieran cuando eran ellos las criaturas sombrías y extrañas? Si todo aquello que brillase era lo bueno, lo correcto, lo que mantenía el orden de las cosas. La luz era la que daba la vida. A punto estuvieron de darse la vuelta, pues estaban convencidos de que sus ancianos se habían vuelto locos si creían que juntándose con una gente tan rara sus problemas se iban a solucionar. Tenían la sensación de que sólo se podría empeorar las cosas. Pero, al fin y al cabo, ellos eran dos simples emisarios y no tenían por qué cuestionar las órdenes.

De pronto, llegaron ante un Gran Árbol Central, que nada tenía que ver con el majestuoso  árbol que regía la vida de su tierra, pues carcía de hojas verdes. Si acaso poseía algunas rojas, marrones y amarillas y, lo peor de todo, es que un grupo numerosos de ellas yacía a sus pies. De detrás del tronco (o de la nada, no lo tenían muy claro) apareció una pareja de Grandes Ancianos con la misma poca luz que el resto de los lugareños. Sin embargo, cuando hablaron, mostraron una voz meliodosa y reconfortatne, exactamente todo lo contrario a lo que ellos esperaban. Mas esto no fue suficiente para que los emisarios se calmaran: entregaron el mensaje y salieron corriendo.

Y volvieron a andar sin descanso días y noches, y recorrieron miles y miles de kilómetros, y atravesaron bosques y prados, y ríos y lagos, y montañas y valles... Y por fin vieron una luz brillar y supieron que estaban en casa y se sintieron a salvo, pues aquello era lo que estaba bien, lo había sido siempre, lo primero que podían recordar, lo conocido, lo normal... Lo bueno.

Enseguida fueron a ver a los Grandes Ancianos, quienes les hicieron miles de preguntas, pero ellos sólo podían contestar que aquel era un lugar horrible, que nada de lo que habían visto, olido, tocado, sentido les había gustado, que no querían volver a encargarse de misiones así, que lo habían pasado realmente mal, que se alegraban de estar en casa de nuevo.

Ante estas respuestas, los Ancianos y el Consejo de Sabios comenzaron a arrepentirse de la petición que habíanhecho. Sólo les venía a la cabeza malos pensamientos y malas sensaciones, pero lo hecho, hecho estaba. Ya no había vuelta atrás. Entre otras cosas, porque su tierra cada vez estaba peor, sus habitantes apenas salían de casa, apenas dormían, apenas comían, apenas se relacionaban, apenas trabajaban, apenas se preocupaban por sus vecinos. Se estaban convirtiendo en una tierra fantasma.


Mañana más...


lunes, 24 de enero de 2011

1 Año y un cuento (1ª parte)


El sábado 22 de enero cumplimos un año en esto de la adopción.
Si soy sincera, echando la vista atrás, me doy cuenta de que se ha pasado muy deprisa. Sin embargo, si hago memoria de cada día que he sufrido en este viaje... se me antoja un durísimo camino. Por eso, quiero pensar que ya estamos cerca. Si no es así, intentaré animarme recordando que un año no pasa tan despacio...

Para celebrarlo, he desmpolvado un cuento que terminé hace ya unos cuantos días. Espero que os guste.


Días claros y días oscuros

Hay días brillantes y días grises. Días alegres y días tristes. Días soleados y días lluviosos... Tendemos a pensar que los luminosos son losmejores porque hacen que se nos transforme el humosr, que nos llenemos de energía y que las penas no sean tan horribles. Pero esto ocurre porque no sabéis el motivo de que la lluvia, el viento, el granizo o las nubes negras se alternen con sus opuestos.
Veréis:

Todo ocurrió hace mucho tiempo. Pero cuando digo "mucho", haceos a la idea de que es MUCHO. En realidad, fue hace mucho  más que mucho.

En un principio, la mitad de los seres divinos que ocupaban el planeta desprendían luz, mucha luz. Una luz inmensa... Demasiada. Tanta luz desprendían que hasta se molestaban unos a otros. Era difícil saber con quién se estaba hablando, pues tanto deslumbraban que el fulgor prácticamente cegaba e impedía ver los rasgos de los interlocutores. Llegó un momento, además, en el que la luz comenzó a molestar tanto que ni siquiera podían dormir.

La situación era insostenible. Nadie era capaz de pegar ojo, se levantaban agotados, irritables, furiosos y, lo que un día fue un lugar apacible, alegre, feliz, comenzó a convertirse en un sitio hostil. El mínimo error era motivo de riña. Todo sentaba mal y era tomado como una provocación. Habían tomado mil y una decisiones para que este problema se solucionase, pero ninguna medida funcionaba.

El Gran Anciano y la Gran Anciana estaban muy preocupados. No podían evitar que su mundo fuera cada vez un lugar peor y, por eso, habían llegado a plantearse algo muy peligroso: apagar la Luz Madre. El problema era que los seres divinos luminosos vivían gracias a esa misma luz, pues ésta alimentaba su interior. Eran lo que eran gracias a ella. Si la luz se apagaba, ellos también lo harían y entonces... Entonces todo terminaría para siempre.

Por supuesto, los Grandes Ancianos tenían mucho miedo. Esta decisión supondría el fin de todo. O, al menos, el fin de la luminosidad. Pues recordemos que sólo la mitad de los seres divinos eran luminosos. Así que decidieron dar una vuelta más al tema y consultar al Consejo de Sabios. Este Consejo estaba formado por seres que existían desde el comienzo de todo. Nadie sabía exactamente desde cuándo. Desde el comienzo y punto. Pero desde el comienzo de los comienzos, además.

Los Sabios sabían que era un asunto muy delicado, no podían tomar una decisión tan importante a la ligera. Su obligación era dar muchas vueltas al tema. Y eso mismo hicieron. Literalmente. Escribieron el problema en una tablilla hecha fragmentos desprendidos de la Luz Madre y se reunieron en torno al Gran Árbol Central, aquel del que salía la savia que alimentaba el mundo animal y vegetal. Y se dispusieron en círculo a su alrededor. De uno en uno, cogían la tablilla y la leían, la tocaban, la olían... y se la pasaban al siguiente. Y luego al siguiente. Y al siguiente... Así hasta que llegaban al primero. Y vuelta a empezar. Mil ciento once vueltas llevaba ya la tablilla cuando, de pronto, a uno de ellos se le ocurrió una solución. La comentó con los compañeros y se formó un revuelo. Los más conservadores no lo veían del todo claro, pues significaría cambiar mucho las cosas. Entre los demás... bueno, entre los demás había de todo: aquéllos que enseguida se entusiasmaron con la idea, los que estaban indecisos, otros que querían pero no se atrevían... En fin, una gran mezcla de opiniones.

Finalmete, como no se ponían de acuerdo, decidieron someterlo a votación. Y la idea fue aprobada por mayoría. Justita, pero mayoría al fin y al cabo. Así que fueron a contárselo a los Grandes Ancianos. A éstos también les costó aceptar un cambio tan grande, pues desde que ellos recordaban (y era mucho) nunca se había escuchado una cosa así. Su mundo había sido así siempre. O, por lo menos, desde que ellos estaban allí. Pero no había otra solución posible. O se daban prisa, o todo abaría siendo un caos.

Así pues, mandaron llamar a dos emisarios y se les encomendó una tarea muy especial: atravesar montañas y valles, ríos y lagos, bosques y prados... recorrer miles y miles de kilómetros, andar sin descanso durante días y noches y, finalmente, llegar casi a la otra punta del mundo.



Lo dejo aquí porque no quiero que se os haga muy pesado. Deseo que os esté gustando.
Mañana, en cuanto tenga un ratito, os cuelgo la segunda parte.


miércoles, 19 de enero de 2011

Luna llena

Esta noche hay luna llena. Esta noche encenderemos una vela roja por vosotros que nos esperáis y por todas las familias que aguardan encontrar la mitad que les falta.














Una creencia china dice que si 100 familias piden el mismo deseo a la luz de la luna llena, durante la cena, con una vela encendida, se concedera el deseo.
 
Además, se dice que un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper. Sé que el hilo es invisible, pero nosotros hemos hecho nuestra particular adaptación de esta creencia y llevamos un hilo rojo en la muñeca que nos permite estar más cerca de vosotros.


viernes, 14 de enero de 2011



Una prueba de que los Reyes Magos no han querido escucharme. A ver si entre todos podemos hacer que mi regalo, y el de millones de personas, pueda cumplirse.

Queridos amigos y amigas,

Costa Marfil, también llamada "la perla de África Occidental", se encuentra al borde de una guerra civil -- y las compañías chocolateras podrían jugar un papel importante a la hora de prevenir una matanza.

A pesar de que perdió las elecciones nacionales el pasado noviembre, y de la presión que ha ejercido la comunidad internacional, incluso a través de sanciones, Laurent Gbagbo sigue aferrándose al poder. Los ingresos y los impuestos derivados del comercio del cacao -- la exportación principal del país -- están financiando a su brutal ejército que ya ha asesinado a cientos de seguidores del partido ganador. Si las chocolateras renunciasen públicamente a hacer negocios con Gbagbo, su fuente principal de dinero se agotaría. Así, sin el apoyo del ejército, su poder e influencia se esfumarían, y se vería obligado a dimitir.



La situación puede explotar y llevar a la guerra en cuestión de días. Amantes del chocolate a lo largo y ancho del planeta: inundemos a las marcas populares como Nestlé, M&M/Mars y Hershey's con mensajes, pidiéndoles que suspendan sus negocios con Gbago y se comprometan a trabajar únicamente con el gobierno legítimo. Haz clic aquí para enviar un mensaje directo a las principales compañías -- y Avaaz irá publicando cuales de ellas cortan sus relaciones comerciales con Gbagbo.

 
Todas las instituciones regionales, africanas e internacionales reconocen a Alessane Ouattara como el ganador de las elecciones del pasado noviembre, y legítimo presidente de Costa de Marfil. Pero Gbagbo se niega a ceder el poder, incluso ahora bajo el creciente amenaza de una intervención militar. Más de 200 marfileños ya han sido asesinados, y 25.000 han tenido que huir a países vecinos, mientras que los canales de televisión pro-Gbagbo se han dedicado a incitar a la violencia contra las tropas de la ONU, y a propagar rumores sobre posibles campañas violentas por parte de los seguidores de Gbagbo. El fantasma de una guerra civil está cada vez más presente, y podría poner en peligro la estabilidad de toda la región.

Ouattara, el legítimo vencedor, se está esforzando en favor de la paz y ha incluso aceptado la presencia de algunos ministros del gabinete de Gbagbo en su administración, pero Gbagbo insiste en ocupar la presidencia. Millones de marfileños arriesgaron sus vidas para participar en las elecciones democráticas y para ejercer su derecho al voto. Permitir que Gbagbo mantenga el poder sería premiar la impunidad y su campaña de represión y terror. También alentaría a otros perdedores electorales en África que buscan mantener el poder a la fuerza, así como ocurrió recientemente en Kenia y Zimbabue.

Costa de Marfil suministra casi el 40% del cacao del mundo. Las compañías chocolateras por si solas no pueden derrocar a un dictador, pero el Banco Central de la Comunidad de los Estados del África Occidental acaba de suspender sus servicios a Gbagbo. La interrupción del apoyo financiero por parte de la industria del chocolate podría ser la gota que derrama el vaso. Desde hace muchísimo tiempo, estas compañías han contribuido a fortalecer el régimen abusivo de Gbagbo, a veces a través de operaciones financieras turbias. Las tres instituciones nacionales que manejan el cacao dieron más de 20,3 millones de dólares para financiar la guerra del 2002-2003, periodo durante el cual se cometieron algunas de las peores matanzas y violaciones de derechos humanos.

Sabemos que, en estos momentos, este tipo de compañías están evaluando más cuidadosamente sus operaciones, escuchando cada vez más a los consumidores. No hace mucho, Nestlé dejó de comprar aceite de palma en Indonesia, gracias a una campaña que lideró Greenpeace, exigiendo un fin a la grave destrucción de bosques provocada por la producción del aceite.

Es crucial que la comunidad global incremente su presión, pero en este momento tan crítico, una acción urgente de parte de las compañías chocolateras podría ser la clave que permitiese acabar con el régimen ilegítimo de Gbagbo. Haz clic para enviar un mensaje. Si logramos juntar un número suficiente de voces pidiéndoles que rompan sus lazos con Gbagbo y sus fuerzas armadas, podríamos ayudar a rescatar a Costa de Marfil del precipicio de la guerra.


El mundo ha tomado partido contra la impunidad y en favor de unas elecciones libres y justas en Costa de Marfil. Ahora su futuro pende de un hilo. Si tomamos acción y mostramos solidaridad con los demócratas marfileños, les ofreceremos la esperanza de una solución pacífica. Con esperanza y determinación,

Stephanie, Benjamin, Alice, Graziela, Maria Paz y el resto del equipo de Avaaz

P.D. El president de Nestlé, Paul Bulcke, co-liderará el Foro Económico Mundial de Davos a finales de enero. Si logramos reunir 200,000 mensajes, también le haremos entrega del mensaje dirigido a las chocolateras directamente durante la conferencia.

Más información:

Violencia en Costa Marfil deja al menos 173 muertos, según la ONU (El Tiempo)

Denuncian nuevos ataques a cascos azules en Costa Marfil (Prensa Latina)

Comunidad de Estados de África del Oeste rechaza compromisos con Gbagbo (AFP)

La ONU reconoce a Outtara como legítimo presidente marfileño (El Comercial)
 
 La Crisis del cacao (El Mundo)

Washington presiona a Costa de Marfil (El Universal)
http://www.eluniversal.com.mx/nacion/182940.html

Habrá gente a la que no le importen mucho este tipo de conflictos pero, aunque sólo sea para evitar que cada pedazo de chocolate que se lleven a la boca les sepa a sangre, deberían unirse a esta iniciativa.

miércoles, 5 de enero de 2011

Queridos Reyes Magos...

Cuando uno es pequeño, este tipo de cartas siempre empiezan igual. Y además siempre se escriben muuuucho antes de que llege el tan esperado día.

Hace tiempo que yo no pienso en escribir a estos tres señores venidos del lejano Oriente. Y hoy, sin embargo, a muy poquitas horas de que lleguen, he sentido el impulso de hacerlo. Aunque lo que quiero es muy sencillo: dinero. Sí. Mucho dinero. Así que allá voy:

Queridos Reyes Magos:

(Ni este año he sido buena ni nada de eso, que ya os lo sabéis. Voy al grano). Quiero tener tanto dinero que los bancos llamen a la puerta de mi casa para tenerme como cliente. Quiero tener tantos ceros en mi cuenta corriente que no sea capaz de leerlos. Quiero ser tan apestosamente rica que el mundo se mueva cuando yo lo diga.

¿Que por qué pido dinero? Pues porque si pido un mundo más justo, no me lo váis a traer. Si pido políticos imposibles de corromper, tampoco. Si pido justicia... puffffff! Si pido amor, paz, comprensión, empatía, solidaridad, esperanza, igualdad... ninguno me váis a escuchar. Así que quiero dinero. ¿No dicen que cuando quieres algo bien hecho tienes que hacerlo tú mismo? Pues ¡listo! traedme dinero que ya me encargo yo de hacer un mundo mejor.

No quiero lanzarme en un monólogo plagado de ilusiones, utopías o deseos. Los tres sabéis en qué tipo de mundo vivimos, así que no os voy a dar la lata describiendo las grandezas de la humanidad. Como dice el anuncio: Sois tres. Y sois magos.

Aunque está bien, pensándolo un poco, habrá muchos que pidan lo mismo que yo, seguro. Y quiero pensar que todos lo hacen con intenciones tan humanas como la mía. Así que se lo podéis conceder a otro. A mí podéis traerme una pronta asignación y un encuentro sin incidentes. Aunque claro, volviendo a pensar bien, a mí no me toca aún.

Pues entonces sólo os voy a pedir que os paséis por Costa de Marfil. Está al borde de la guerra civil, como tantos otros países en el mundo, pero no, no os voy a pedir que paréis esta guerra por todos los marfileños (que ya que estáis ahí, podríais enrollaros un poquito), os voy a pedir algo más sencillo: hay dos criaturitas esperando a sus papis españoles, cada una en una familia diferente, pero ni ellas pueden venir, ni sus papis pueden ir. Se conocen desde hace ya algún tiempo... pero sólo en una foto. ¿Podrías susurrarles al oído que aquí las siguen esperando, que las siguen deseando y que sufren cada día por ellas? ¿Podríais decirles que aguanten un poquito más, que pronto podrán sentir los besos de sus padres, los abrazos y las lágrimas de alegría de verse todos juntos por fin? O mejor aún, ¿podríais hacer algo, lo que sea, para que se acabe el conflicto de una vez y puedan viajar a por ellas?

Pues ale, que os he escrito la última seguro, así que no se os puede olvidar, que lo tenéis bien fresquito.

Y cuidado con ir bebiendo de casa en casa, que en mi pueblo hay mucho hielo a estas horas y seguro que si no andáis biende reflejos os caéis.

sábado, 1 de enero de 2011