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domingo, 10 de noviembre de 2013

Orígenes y pertenencia.

No sé qué genera el sentimiento de pertenencia. No sé qué cambios se producen en nosotros que nos atan a una tierra. No sé si las razones que tenemos para amar un lugar son siempre subjetivas... No sé. Son muchas las cosas que no sé. 

No entiendo de biología, antropología, geografía ni psicología... No estoy en posesión de datos científicos ni tampoco quiero conocerlos. 

Sé que el tiempo y las circunstancias me hacen amar un lugar en el que no he nacido. Sé que pronunciar el nombre de un país concreto me produce sensación de paz. 

Sé que miro a mi hijo y no lo veo blanco, negro, amarillo o rojo. Lo que veo es la perfección de una vida. Veo la cara de un país que no es mi cuna y siento la mirada de la felicidad de un niño. Noto el calor de una piel nueva y soy consciente de estar viva. No lo veo diferente, pero lo sé etíope y algo salta en mi interior y vuelve a mí la tranquilidad. 

Oigo su voz y me doy cuenta de que me he acostumbrado a su acento, a su tono, a su timbre... Y no puedo más que sorprenderme de nuevo. Cuatro meses... solo cuatro. Y parecen toda una vida.

A veces me dejo arrastrar por el recuerdo de otros olores, colores, sabores... y siento añoranza de ella. Y quisiera volver y descubrirla despacio. Y conocerla y explorarla. Y amarla de la mano de D. 

Etiopía...

Dulce Etiopía...

Y así hoy, por fin, descubro que pertenezco a muchos mundos. Que no soy simplemente española. Intento encontrar un lugar que sienta como mío y no soy capaz de concretar. Sin embargo, esto no me altera. Al contrario, me agrada. Y mucho.

Sí. Nací en Madrid pero vivo en Cuenca, Granada es mi ciudad preferida, en Marrakech me siento en casa, sueño con la Plaza Roja de Moscú, la comida hindú me apasiona y Eitopía me ha robado el corazón... 

Pertenezco entonces a mil sitios y solo a uno estoy ligada por nacimiento. ¿Dónde está la lógica? ¿Dónde la objetividad? ¿Por qué es necesario cuestionarlo todo y ser siempre racional?

Cuando D. me pregunte si es diferente porque es de otro sitio, con todo lo que acabo de descubrir ¿seré capaz de hacerle entender que no se es ni de un lugar ni de otro? ¿conseguiré que comparta mi amor por el mundo sin un motivo objetivo y tangible? Lleva Etiopía tatuada en la sangre. Para él, allí comenzó su historia. Para nosotros, allí formamos nuestra familia. Descubrirá que sus orígenes son africanos y que en poco tiempo se convirtió en español. Deberá aprender que no ha de amar más a España que a Etiopía, ni al contrario. 

Quiero que mi hijo sea un ciudadano del mundo. Quiero que ame la vida sin importar dónde esté su casa. Quiero que construya un hogar sin pensar en qué tierra se asienta. Quiero que permita que los sentimientos marquen su camino y lo racional no ocupe todo su tiempo. Quiero que cante, ría, baile y sueñe. Quiero que viaje y encuentre en cada ciudad una pieza del puzzle de su vida. 

Hoy mi lugar está donde esté él y sus pasos harán mi senda. Hoy reconozco mi origen y descubro mi pertenencia. Hoy, mi deseo para D. es que en su vida no existan fronteras. 




2 comentarios:

Centdesitjos dijo...

Que preciosa entrada Laura.... Me has emocionado mucho con tus palabras....
Y la foto..... Qué chula!!! Estáis geniales!!!!

Nieves Hidalgo dijo...

Qué bonito post, Laura!!!
Hacía que no entraba porque como ya lo tenemos aquí, jejeje, creí que lo habías dejado.

Escribes para emocionar, niña. No sabe D la suerte que tiene teniéndote como madre.

Mil besotes.