Desde que a D. le hemos dado vía libre para hablar de la nueva adopción, me sorprende muchas veces preguntado por alguien y diciendo: "¿Le contamos lo del hermanito?". Es como si tuviera la necesidad de gritarlo a los cuatro vientos para asegurarse de que esta vez sí le hemos hecho caso y hemos puesto todo el proceso en marcha.
Hace dos días se me ocurrió ponerle la canción "Samba di Janeiro" en youtube y desde entonces la canta sin parar. Me pide que le recuerde el nombre del país de donde vendrá "él" (tenemos que trabajar más la posibilidad de que sea "ella") y que me repite los colores de la bandera.
Toda la emoción que nosotros estamos conteniendo y la tranquilidad con la que queremos llevar esta adopción se da de bruces con la realidad de D. Él lo vive con la ilusión propia de un niño, sin reprimirse ni intentar moderar sus sentimientos. Cuando le dije que podían pasar varios años hasta que tuviéramos noticias, su única pregunta fue: "Pero cuando yo tenga doce años, él ya estará aquí ¿verdad? Entonces no hay que esperar tanto". Bendita inocencia infantil...
Ahora que me permito un ratito de tranquilidad después de comer, sentada en el sillón con el ordenador en las rodillas y terminado el último trago de café, busco en mi interior y re-descubro la emoción de este proceso. Levanto un poco el pie del freno y dejo que el sentimiento fluya. Rememoro los momentos vividos en la espera de D. e imagino cómo serán los próximos años que nos aguardan en este viaje. Siento mariposas en el estómago y busco en mi cabeza imágenes de niños y niñas brasileños, intento reconocer los rasgos y proyecto los momentos en familia que están por llegar... Y vuelvo a bajar el pie y a pisar con fuerza. Tengo mucho tiempo por delante aún para dejarme llevar por la emoción. Viviré lo que pueda a través de los ojos de D. y seguiré contestando a sus preguntas. El camino por el que él me lleva es mucho más seguro que el mío.
Mientras tanto, seguiremos bailando samba.
1 comentario:
Ays Laura como te entiendo, yo estoy igual y vuelvo a tener hasta pesadillas. Todo se repite y eso que decía que esta vez estaría más tranquila al tener a A. con nosotros. Mucha suerte y déjate llevar.
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